El efímero fauno
No es su hora, pero ha decidido cabalgar. Pasajero de un trote etéreo, suave, grácil, como el musgo que acaricia a su paso, se desliza abrazando al viento en una vaga caricia.
En la selva es acogido por las divinas ramas de los alisos, en los campos envuelto por las hijas de Céfiro, en la noche cerrada acunado por el mismísimo Morfeo y cogido de la mano de Hipnos, nos hechiza.
Una leve agitación nos despierta del narcotizado letargo. Un cariñoso galanteo nos rodea de tenues cabriolas que más parecieran ondas de un Egeo libre y dormido que de un Fauno evocador y perdido.
Krac@
Collage de: Mar Max
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